lunes, 4 de enero de 2021

Donen y Minnelli: musicales y algo más

Donen y Minnelli fueron dos grandes del cine que supieron hacer con inteligencia y sensibilidad una obra espléndida y variada, cargada todavía de interés tantas décadas después de realizada, pero sin duda son sus musicales los ejemplos de su cine que más nos fascinan, títulos que siguen deslumbrándonos hoy y haciéndonos soñar, porque no han perdido ni un ápice de su encanto y que han hecho que recordemos aquellos años que van desde la postguerra a los últimos cincuenta  como los dorados del musical.

Melodías de Broadway (Band Wagon, Minnelli, 1953)

A modo de homenaje, ahí va una pequeña reseña de sus trayectorias profesionales.

Vincent Minnelli (1903-1986) era mucho mayor que Stanley Donen (1903-1986), pero sus creaciones más exitosas coinciden en el tiempo. Y es que Minnelli, aunque familiarmente ligado al teatro, no comienza su carrera artística hasta después de graduarse en la Universidad. Inicia luego su vida profesional ejerciendo como director de escenarios en Radio City Hall of Musical de Nueva York y solo tras dirigir además algunos musicales en Broadway, dará el salto al cine en 1937, debutando como cineasta con la comedia musical Cabin in the Sky (1943), que pasó bastante desapercibida.

Minnelli con Judy Garland y Lyza

Cita en San Luis, (Meet Me in St Louis, 1944), con su  ya famosísima esposa Judy Garland como protagonista,  es su primer gran éxito en el género, revalidado enseguida con Ziegfeld Follies (1946). En cambio, sus fracasos con Yolanda y el ladrón (Yolanda and the Thief, 1945) y El pirata (The pirate, 1949) le llevan a aparcar este tipo de proyectos y a realizar en su lugar celebrados dramas (Madame Bovary, 1949) y comedias como El padre de la novia (Father of the Bride, 1950) y El padre es abuelo (Father's Little Dividend, 1951), pero recuperado el favor del público, regresa al musical con su espléndido Un americano en París (1951).

Melodías de Broadway (Band Wagon, 1953) y Brigadoon (1954), ambas con Cyd Charisse como pareja de baile de Gene Kelly primero y de Fred Astaire después, vienen a continuación a enriquecer el género constituyendo otro par de joyas.

A diferencia de Donen que escalonó su producción, primero musicales y luego comedias, Minnelli siempre compaginó ambos tipos de películas. Una comedia romántica con Deborah Kerr, Te y simpatía, (Tea and Shympathy, 1956), una magistral biografía de Van Gogh, El loco del  pelo rojo, (Lust for Life, 1956) y algunas películas más como Mi desconfiada esposa (Designing Woman, 1957) con una pareja de la talla de Gregory Peck y Lauren Bacall, serán sus siguientes realizaciones antes de abordar otra vez el musical con Gigi (1958), película con la que consigue el reconocimiento definitivo de todos sus colegas a la vez que nueve premios Oscar. Seguirían nuevos estupendos dramas para cerrar su carrera con otros dos musicales, Vuelve a mi lado  (On a Clear Day You Can See Forever, 1970), con Barbara Streisand, y Nina (1972), realizada a mayor gloria de su hija, pero que resultó un pequeño desastre comercial, aunque Liza Minnelli causaría sensación poco después protagonizando Cabaret, un maravilloso musical del discípulo de Stanley Donen,  Bob Fosse.

Gene Kelly y Stanley Donen

“Un mundo de fantasía donde todo parecía feliz y cómodo”. Así es como describe Stanley Donen a su biógrafo Josef Casper el efecto que los musicales ejercieron en su alma infantil. Le fascinaban sobre todo las películas de Fred Astaire y de algún modo esto le marcaría su futuro, orientando su vida profesional hacia el género de la danza. En 1940 ya se ha mudado a Nueva York para prepararse como bailarín y allí, en los teatros de Broadway, formando parte del reparto de Pal Joey, conoce a  Gene Kelly.

Algo más tarde éste, que empezaba a hacerse un nombre, le contrata como ayudante y le encarga algunas coreografías de Las modelos (Cover Girl, 1944) película que lanzaría a Gene Kelly definitivamente al estrellato. Repetirán juntos en Levando anclas (Anchors Aweigh, 1948) y, después, contratado por la Metro por un período de siete años, Donen se lanza al alimón con un Kelly ya famoso, a la realización de una serie de musicales rompedores, por primera vez rodados en las calles, precursores en una década en esto de rodar al aire libre, de la nouvelle vague francesa.

Un día en Nueva York (Donen y Kelly, 1949)

Un día en Nueva York (On the Town, 1949), Cantando bajo la lluvia (Singing in the Rain, 1952) y Siempre hace buen tiempo (It's always fair weather, 1955) son las tres extraordinarias obras que acometerían juntos. Enfriada después por temas personales su relación amistosa, cada uno continúa su camino por su cuenta. Bodas reales (Royal Wedding, 1951), Tres chicas con suerte, (Give a Girl break, 1953) Siete novias para siete hermanos  (Seven brides for seven brothers, 1954) y Una cara con ángel (Funny Face, 1957) son otros tantos musicales que Donen realizaría ya sin Kelly, todos brillantes también.


                  Siete novias para siete hermanos (Donen, 1954)

Pero a fines de los cincuenta parece que el género empieza a dar muestras de agotamiento y nuestro director decide orientarse hacia la pura comedia en su línea más canónica, campo en el que logra títulos tan brillantes como Indiscreta (Indiscreet, 1958), Charada (Charade, 1963) o Dos en la carretera, (Two on the road, 1967), donde pone otra vez de manifiesto su elegancia en la ejecución y su talento en la dirección de actores.

En Indiscreta (1958)  vuelve a reunir a dos actores que ya habían demostrado su buena química unos cuantos años antes en Notorious (Hitchcok, 1946). Y lo hace para contarnos en una comedia de enredo, exquisitamente cuidada,  llena de gracia y de ironía, la amena historia de amor de un par de adultos que a veces se comportan como niños. Una trama, desarrollada entre brillantes diálogos y un inteligente juego de complicidades entre sus protagonistas, donde Cary Grant tiene ocasión de lucir sus dotes circenses e Ingrid Bergman de darle la réplica adecuada con su enorme talento y buen hacer. Divertidísima comedia, elegante y sofisticada que constituye una auténtica delicia para sus espectadores.

Indiscreta (Donen, 1958)

En la década de los sesenta Donen realiza otra serie de comedias interesantes y divertidas, algunas de las cuales destacan también por la elegancia de su desarrollo, como Página en blanco (Grass is greener, 1960), entretenida comedia de salón. Por la originalidad de sus planteamientos, como Charada, con su juego de suspense que de alguna manera recuerda a Hitchcock y que acabaría creando escuela. Por lo novedoso de su desarrollo, es el caso de Dos en la carretera, con una puesta en escena de estructura vanguardista. O por lo atrevido de su temática, La escalera (Staircase, 1969), esta última, sobre una pareja de homosexuales en crisis en la homófoba Inglaterra de los años sesenta. La trama nos muestra a dos antihéroes enfrentados al envejecimiento y al desgaste de su relación, en un estilo agridulce, más agrio que dulce, donde dos grandes de la escena británica, Richard Burton y Rex Harrison, perfilan una relación sadomasoquista, de acerados diálogos y ambiente sofocante. Muy atrevida para su época, tardaría siete años en estrenarse, pero constituye otra muestra más del genio osado y la creatividad valiente de Stanley Donen.

Aunque continúa haciendo cine durante todo el siglo veinte, ya no volverá a alcanzar su obra la altura conseguida en esos 20 años que van de 1949 (Un día en Nueva York) a 1969 (La escalera), logrando en cualquier caso un balance más que suficiente para figurar entre los grandes creadores de la historia del cine. Y si estuvo brillante en la comedia, en el musical desde luego resultó insuperable, alcanzando cotas tan altas como para que fuera una obra suya, Cantando bajo la lluvia,  la elegida por unanimidad como la más grande en su género, seguida muy de cerca eso sí, por un Minnelli (Melodías de Broadway) y también por algún otro título también de cosecha propia (Siete novias para siete hermanos), porque en esa modalidad era difícilmente superable. Su estilo dejó una huella rastreable en Cabaret (Bob Fosse, 1972) e incluso, en cierto modo también en el Chicago (2002) de Rob Marshall.

Maravillosos Minnelli y Donen, espléndidos cineastas en todo los géneros que tocaron, pero especialmente únicos para los amantes del musical, que siempre disfrutarán visionando una y otra vez sus geniales creaciones y siempre los recordaran con placer y admiración. Godard decía que el cine tenía que ser un pedazo de realidad; Donen en cambio aseguraba que en el suyo no había nada de eso, sino que respondía a algo mucho más profundo, el mundo de las emociones. Y ciertamente en él todo es ilusión. Por eso sus musicales, como también los de Minnelli, rebosan optimismo y alegría. Y ésa es una de las claves de sus grandes aciertos.

 He aquí una pequeña prueba:

1946   https://youtu.be/c1GV5o5xNqU     Ziegfeld Follies, Minnelli

1948   https://youtu.be/2msq6H2HI-Y      Levando anclas, Donen y Kelly

1949   https://youtu.be/Br706_plUFk       Un día en nueva york, Donen y Kelly

1949    https://youtu.be/j0AA_YuyY5g     El pirata, Minnelli

1951    https://youtu.be/wlvzGT1Ta2w     Un americano en Paris, Minnelli

1951   https://youtu.be/z0GgQKEQchA   Bodas reales, Donen

1952   https://youtu.be/gNuZbKdaxic      Cantando bajo la lluvia, Donen y Kelly

1953   https://youtu.be/wDHwJrbrp0Y    Melodías de Broadway,  Minnelli 

1953   https://youtu.be/bLQ81y29W1Y   Tres chicas con suerte, Donen

1954   https://youtu.be/FB0kKAPYJPI   Brigadoon, Minnelli

1955   https://youtu.be/8hs6iXpInTA      Siempre hace buen tiempo, Donen y Kelly

1956   https://youtu.be/JMKm-PpD8Aw Una cara con ángel, Donen

1957   https://youtu.be/TygmMPbwfjA   Siete novias para siete hermanos, Donen

1958   https://youtu.be/C9J6G_rdSDI     Gigi, Minnelli

 

 

 


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