El nacimiento del cine corre casi paralelo al despertar del movimiento feminista y con alegría se constata la presencia de la mujer en la dirección cinematográfica desde sus inicios. Claro que en las primeras décadas de su andadura son pocas las dedicadas a este menester. No tiene por qué extrañar; son años en que la mujer ya lucha por hacerse un hueco fuera del hogar, pero la resistencia es grande.
Alice Guy
Sólo su imprescindible incorporación al trabajo durante
la primera guerra mundial, porque los hombres están en el frente, hace realidad
su integración decisiva en el ámbito laboral. Con el discurrir del tiempo irá
siendo gradualmente
más aceptado su derecho al trabajo, pero aun así, haciendo balance, en determinadas profesiones, y en ésta en concreto, hasta fechas muy
cercanas casi se pueden contar con los dedos las mujeres que han alcanzado un
reconocimiento social. Habrá que esperar a las generaciones nacidas después de
la segunda guerra mundial para poder confirmar una incorporación decidida de la
mujer a esta profesión. Las anteriores se abrirán camino gradualmente con
dificultad, que los muros irían cayendo despacio.
Las
pioneras eran en su mayoría ignoradas e incluso eliminadas de los títulos de crédito
de las películas, así que es difícil seguirles el rastro. Pero aún con todo nos
han llegado algunos nombres del cine mudo, como el de la francesa Alice Guy (1873-1968), la primera en realizar un film narrativo, El hada de los repollos (La fée aux Choux, 1896), la primera película,
por tanto de la historia del cine. Aunque perteneciente al círculo de los
Lumière, no trabajaría con ellos, toda vez que estos entonces minimizaban el
posible futuro de su flamante invento en la narración de historias. El éxito de
su iniciativa les haría cambiar de opinión, pero ella continuaría su carrera en
Estados Unidos no volviendo a Francia hasta los años veinte con más de 600
películas en su haber. Fundamental también en la historia del cine fue la
alemana Lotte Reiniger (1899-1981), quien después de varios cortos y de
trabajar en publicidad, introdujo el cine de animación en un
largometraje.
A escala nacional merecen destacarse al menos, Elena
Jordi (1882-1945) actriz, directora y productora de la que, por desgracia, no se conservaron
sus películas y Helena Cortesina (1904-1984) bailarina y actriz, que tiene el mérito de haber sido la primera directora de
cine española cuyas películas sí
se conservan. Y tan sólo tenía 18 años cuando en 1922 dirigió Flor de España. Así estaban las
cosas en tiempos del cine mudo.
Elena Jordi Helena Cortesina |
Con la llegada del sonoro el cine empezó a convertirse en un espectáculo de masas y se multiplicó el número de creadores. Pero seguíamos en un mundo de hombres. Y hasta 1948, en que la ONU incorporara a los Derechos del Hombre el sufragio femenino, la sociedad no parecía sentir la necesidad de hacerle a la mujer un hueco en la vida pública, así que pongamos la segunda mitad del siglo veinte como límite para que la condición femenina dejara de ser obstáculo, al menos oficialmente, de su reconocimiento social. Esto significa que tendremos que esperar a las nacidas en los años treinta y cuarenta, que habrán alcanzado su mayoría de edad superada la mitad de la centuria, para entender que ya no se les discute su condición de ciudadanas, aunque algunos países, pocos, se hayan adelantado a este reconocimiento y otros muchos tardaran aún en hacerlo.
Teniendo esta fecha como referencia son de destacar por su contribución a esta actividad algunas europeas nacidas en la primera mitad del veinte.
Lenny Riefenstahl |
Ida Lupino |
Entre las nacidas en la década de los 20 las hay que entran ya pisando fuerte, como la cineasta checa Vera Tchytilova (1929-2014), perteneciente a la nueva ola de cine checo, y considerada una de sus integrantes más radicales. Con su película Las margaritas rebasó fronteras y marcó la ruptura con la estética soviética.
Ana Mariscal Vera Tchitilova |
Agnes Varda Lina Wertmuller |
Agnes Varda (1928) se daría a conocer en los años sesenta como miembro de la nouvelle vague y desarrollaría una carrera plagada de éxitos. El muy premiado documental Rostros y lugares (Visages villages) realizado en 2017 es, de momento, su última y esplendida aportación.
Lina Wertmuller (1928) actriz, guionista y ayudante de dirección con Fellini, debutaría como directora en 1972, alcanzando una gran difusión con sus primeras películas, una de las cuales, Pascualino siete bellezas, le supuso el reconocimiento internacional. Anarquista y feminista militante, sus películas reflejan sus inquietudes y compromisos político sociales.
Liliana Cavani Liv Ullman Josefina Molina |
Nacidas en la década de los treinta, la italiana Liliana Cavani (1933), la noruega Liv Ullman (1938) y la española Josefina Molina (1938), que nos darán interesantes trabajos en la dirección.
Liliana Cavani, era ya muy conocida en Italia cuando
saltó a la fama en 1974 con su controvertida Portero de noche, (Portiere di notte, 1974), y desde entonces ha
realizado unas cuantas películas más de difusión internacional como Francesco, (1989), o Ripley´s Game, (2002), alternando su dedicación al cine con la
dirección de óperas.
Liv Ullmann, actriz de teatro desde 1957 y de cine
desde 1966, última musa de Ingmar Bergman y protagonista de muchas de sus
películas, se iniciará en la dirección en 1992, compaginando desde entonces con
sus trabajos de interpretación los de realización. Sofie, Encuentros privados, Kristin Lavransdatter, Infiel y La señorita
Julia son hasta ahora sus logros como realizadora.
También la española Josefina Molina, aunque menos
conocida fuera de nuestras fronteras, merece especial mención pues cuenta en su
haber con obras tan destacadas como Función
de noche (1981) o Esquilache
(1988) y series de TV tan brillantes como Teresa
de Jesús (1984).
Margarette Von Trotta |
Pilar Miró |
Respecto de las nacidas en los años cuarenta, rompiendo moldes y fronteras y alcanzando fama internacional, ahí están algunos nombres como los de la alemana Margarette Von Trotta, (1942), la polaca Agneszca Holland, (1948), la francesa Coline Serrau, (1947), la británica Sally Potter, (1949), y, un poquito menos conocida por su temprana muerte, la española Pilar Miró (1940-1997), que nos regalan un montón de trabajos inteligentes e interesantes y nos acostumbran a la idea de que tras una buena película puede estar la mirada de una mujer.
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