Hay actores de cine
que por muy buenos que sean no te puedes quitar de la cabeza la fascinación que
su belleza física produce en tu percepción de ellos. Al menos eso pasaba antes,
sobre todo cuando tenías 13, 14 o 15 años. Es de todos conocido que Valentino
provocó tales pasiones que su muerte fue la espoleta para varios suicidios de
fans allá por los años veinte. Detrás vendrían un rosario interminable de
chicos guapos mostrándonos su imagen al tamaño gigantesco que la sala de cine
propicia.
Rodolfo Valentino (1895-1926) |
Escojamos
alguno de los más sonados: Clark Gable, Gary Cooper, Marlon Brando, Paul
Newman, Robert Redford, Brad Pitt, Leonardo DiCaprio… Todos ellos y tantos
otros se han venido escalonando en esa estela de guaperas irresistibles que se
sucedieron en la gran pantalla entre los años treinta y el fin de siglo o más
allá…, defendiendo ese estatus durante un tiempo de diferente duración según
cada cual.
Aunque
hay que reconocer que en este campo venían los actores perdiendo mucho
protagonismo desde mitad de la centuria pasada a favor de otros seres míticos,
especialmente provenientes de la canción (Elvis Presley, los Beatles, los
Rolling Stones…) y el nuevo siglo acabaría de quitarles presencia emocional a estas
figuras del cine, incapaces ya del todo de rivalizar con otras que venían
haciéndoles sombra desde la música o el deporte.
De los ejemplos elegidos, salta a la vista que el cine de Hollywood es el que nos ha proporcionado más tipos emblemáticos de varón seductor, al menos para la cultura occidental donde Hollywood ha ejercido tan fuerte predominio.
De los ejemplos elegidos, salta a la vista que el cine de Hollywood es el que nos ha proporcionado más tipos emblemáticos de varón seductor, al menos para la cultura occidental donde Hollywood ha ejercido tan fuerte predominio.
Alain Delon (1935) |
Clark Gable (1901-1960) |
Pero
volvamos a los anunciados. Según dicen Clark Gable (1901-1960) despertaba
pasiones allá por los años treinta. Sucedió
una noche (It happened one night,
1934), Rebelión a bordo (Mutiny on the Bounty, 1935) y,
sobre todo, Lo que el viento se llevó (Gone
with the wind, 1939) fueron sus grandes éxitos, los que le situaron en la
más alta estima de sus fans. Todavía a mediados de siglo, en 1953, defiende con
éxito cuestionable su papel de galán maduro en Mogambo frente a una preciosa Grace Kelly y una deslumbrante Ava
Gardner. E incluso en 1960, en vísperas de su muerte, lo vuelve a hacer al lado del mito erótico del momento, Marylin Monroe, en The Misfits, titulada en España,
Vidas Rebeldes.
Gary Cooper, (1901-1961) |
Enseguida se destacaría también Gary Cooper (1901-1961), un tipo alto y desgarbado, que con su presencia sobria y natural, dibujaba otro patrón de guapo deseable. Había empezado en el cine mudo dando vida a seres taciturnos y románticos que hacían suspirar a las más impresionables del momento. Saltaría después a encarnar elegantes personajes de alta comedia (¡¡aquellas deliciosas e inolvidables películas de Lubitsch!!) y más tarde a interpretar héroes íntegros e incorruptibles. Una mezcla de todos ellos nos da ya cuajado en Solo ante el peligro (High Noon, Fred Zinnemann, 1952) que, en el otoño de sus días, le convierte en personaje de leyenda. En lo sucesivo nunca se apearía de este acabado modelo.
Marlon
Brando (1924-2004) le destrona sacando a flote un perfil que representa la
contrafigura del suyo con su Kovalsky de Un
tranvía llamado deseo (A Streetcar
Named Desire, Kazan, 1951), un tipo bronco, rudo y primario cargado de
erotismo. Sus siguientes películas, Viva
Zapata (Kazan, 1952) y La ley del
silencio (On the Waterfront,
Kazan, 1954) revalidan ese patrón añadiéndole cierta ternura de individuo solitario
y desamparado que redondea el mito.
Marlon Brando, (1924-2004) |
Paul
Newman (1925-2008), que había empezado en el cine en los años cincuenta,
obteniendo enseguida un gran éxito con Marcado
por el odio (Somebody Up There Likes
Me, Robert Wise, 1956), había
coincidido con él en el famoso Actor´s Studio de Nueva York y se impondría como
guapo incontestable durante décadas. En Europa le hicieron pronto famoso sus
interpretaciones en dos películas de 1958, dos adaptaciones, de Tenessee
Williams, La gata sobre el tejado de cinc
caliente, (Cat on a Hot Tin Roof, Richard Brooks), y de Faulkner, El largo y cálido verano (The Long, Hot Summer, Martin Ritt), donde actúa como protagonista masculino
con Liz Taylor y Jeanne Wooward respectivamente como oponentes. Con Jeanne
Wooward se casaría poco después de aquel encuentro, formando un matrimonio que,
cosa rara en ese medio, duraría hasta su muerte, lo que incluso le daba puntos
como si la belleza aumentara los méritos de la constancia en la relación.
Robert Redford (1936) y Paul Newmann (1925-2008) |
Robert
Redford cumplió también a fondo con su papel de símbolo erótico, mantenido con
gallardía hasta bien superada su juventud. Y así resultaba todavía un muy atractivo
galán maduro dando la réplica a Meryl Streep en aquella hermosa y exitosa biografía
de Karen Blixen que se llamó Memorias de
África (Out of Africa, Pollack, 1985) E incluso años después, en Habana (Pollack, 1990), saliendo airoso de un papel de hombre
seductor en la Cuba de la Revolución.
Brad Pitt (1963) y Leonardo DiCaprio (1974) |
En
los años noventa se inclina más por la dirección y en 1992 rueda con Brad Pitt (1963)
El río de la vida, (A River Runs Through It) como señalando
sucesor en esa función de guapo oficial, aunque a Brad Pitt le reconoceríamos
como tal más propiamente en Thelma y Louise
(Ridley Scott, 1993), interpretando al novio ratero de
Thelma, papel que sí le situó como sex symbol. Y su imperio se resentiría
pronto, disputado por Leonardo DiCaprio (1974), cuando éste se dispusiera a
levantar pasiones con Titanic (Cameron,
1997). DiCaprio había empezado muy
pronto en cine. En el año 1993 ya había sido señalado como actor revelación por
su papel de Tobías Wolff en Vida de este
chico. (This boy’s Life, Caton
Jones). Y en Vidas al límite (Total Eclipse, Agnieszka Holland, 1994) y Romeo y Julieta (Luhrmann, 1995) era ya un joven famoso e indiscutiblemente
atractivo, pero el exitazo de Titanic
le lanzó a primerísimo plano. Pitt y DiCaprio trabajarán juntos en The audition (2015) de Scorsese, y
coinciden hoy de nuevo en la última de Tarantino, Once Upon a Time in Hollywood, cuyo estreno se anuncia para
el próximo mes de julio. Actualmente nadie les discute su gran calidad como
actores pero probablemente su carácter de sex symbol ha dejado de tener interés
tanto en ellos como en los jóvenes que vienen apuntando en el cine de hoy. Esta
función ha empalidecido. O tal vez definitivamente periclitado, que a nadie le
importa ya demasiado si es guapo o feo el tipo que nos emociona en las
películas y sí, en cambio, que sea capaz de conmovernos, tal vez porque hemos
crecido como espectadores o porque esa misión de ejercer de mito erótico se ha
trasladado a otras esferas que hoy gozan de más glamour. Y quizá por ambas cosas.